Camila Basso – TP: Primera Nota Multimedia

Taller de Producción de Formatos Multimedia

Camila Basso – TP: Primera Nota Multimedia

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Nuestro Hilo Conductor

El entramado que une en una sola pieza a la Universidad Nacional de Quilmes con sus vecinos es fino y delicado. La amenaza del cese total de actividades en la institución por falta de presupuesto puede ser la tijera que corte no solo la vida una comunidad educativa y científica, sino también con el soporte de un pueblo entero. Estos son los nombres y rostros de quienes se verán inmediatamente afectados.

Por Camila Basso

 

Barrio Parque es una zona residencial del conurbano bonaerense como muchas otras. Casas antiguas, calles poco frecuentadas por peatones, plazas amplias rodeadas de plátanos, palos borrachos y robles. Ubicada a once kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a tan solo minutos del centro de Quilmes, este barrio de calles entrecortadas es el hogar de cientos de familias bernalenses. Fue aquí donde hace más de 100 años, en 1908, se empezó a construir uno de los primeros edificios en la zona, la empresa textil Fabril Financiera. Pero desde 1989, sobre lo que alguna vez fue una fábrica obrera, hoy se encuentra la Universidad Nacional de Quilmes, creada bajo la Ley Nº 23.749 del Congreso de la Nación.
La transformación de la Universidad fue rápida, ya que pasó de tener menos de 10 mil alumnos a contar con más de 30 mil estudiantes de grado, repartidos entre las clases presenciales y la Universidad Virtual de Quilmes. A sus alrededores, comenzaron a llenarse de paradas de colectivos como el 324, el cual tiene 8 ramales y su recorrido central cruza la UNQ. Pero el gran impacto vino cuando las casas comenzaron a abrir sus puertas y los vecinos se volvieron comerciantes.

Kioscos, mercados, cafeterías, panaderías y locales de ropa son algunos de los rubros que rodean a la Universidad Nacional de Quilmes y se nutren de sus estudiantes. Pero si hay un negocio que vive exclusivamente por y para las universidades son las pensiones. Actualmente hay ocho en los alrededores de la UNQ, y la mejor ubicada es “La Margarita”, en Camila O’Gorman 462, a metros de la estación, la universidad y el centro de Bernal, y rodeada de paradas de colectivo.
María Alejandra es la dueña de la antigua casona inglesa de 5 ambientes, una de las primeras construcciones de la zona, al ser la única heredada de sus abuelos. Criada en Bariloche, Alejandra llegó a Bernal cuando la UNQ abrió sus puertas a principios de los 90’s para estudiar biotecnología. “Cuando yo arranqué la UNQ era muy nueva, había 3 o 4 carreras, biotecnología, automatización y control y arquitectura naval, y recién estaban empezando las carreras de sociales. La universidad creció un montón desde entonces. Yo sabía que existía porque mi abuela y mi tía vivían acá, pero ahora es conocida en todo el país por tener carreras que solo se dan acá, que no son convencionales y tienen una gran calidad”
A pesar de no haber terminado sus estudios allí, 3 de sus 4 hijos estudian en la UNQ (el 4to está en la UNAJ) y hace 10 años transformó la casa en una pensión estudiantil donde actualmente viven 7 personas. Sin embargo, la situación económica se refleja en la pensión. “Antes tenía muchos estudiantes de intercambio o que se quedaban por un cuatrimestre o dos, y hoy son más las personas que viven de manera fija porque es más barato que un alquiler” aseguró Alejandra. Con el cierre de la UNQ, la mujer estima que su pensión pasará a ser únicamente alquileres de habitaciones donde no habrá más estudiantes universitarios. “La UNQ siempre fue el principal proveedor de chicos en la pensión. En la pandemia algunos aguantaron allí pero varios se fueron a sus casas por la virtualidad. Ahí fue el recambio de personas de estudiantes a simplemente inquilinos. Los dueños de las pensiones de las zonas siempre hablamos entre nosotros para establecer precios, pero están todos preocupados por la situación porque no podes irte a la mierda con el precio, porque nos tiene que servir a todos, estudiantes y dueños.”
Sin embargo, los problemas futuros que Alejandra tendrá que enfrentar no viene por su comercio, sino por su familia. “Me preocupa más sinceramente mis hijos que la pensión, porque lo puedo mutar a otro negocio, pero no puedo pagar 4 universidades privadas. Se quedarán sin estudiar porque no tengo posibilidad de pagarlo.” Pero a pesar de todo, ella mantiene una actitud positiva porque conoce mejor que nadie al barrio y su gente. “La gente va a colaborar con la UNQ si se arma una cooperativa o algo así, porque es un lugar que Bernal quiere. El desarrollo diferente de Bernal en comparación a Don Bosco o Ezpeleta se debe a la universidad. Es un lugar lindo y casi todos los jóvenes del barrio estudian ahí.”

Kiosko

Mauricio hace ya diez años que trabaja en el kiosko de la esquina de Roque Saenz Peña y Camila O’Gorman, a tan solo metros de La Margarita. Para su negocio, la universidad es clave. “El 90% de mis clientes son estudiantes, con menos flujo de estudiantes hay menos ventas” aseguró. El comerciante no puede estimar o analizar cómo la amenaza del cese de clases en la UNQ podría impactar en su local, pero eso no hace que no se preocupe. “Este es un barrio que no labura cuando no hay clases, sin la UNQ este comercio no existe.”

Cafetería

Otro comercio que existe de manera exclusiva por el flujo de gente de la facultad es la cafetería Conurbana, situada en frente de la UNQ, donde trabaja Agustín como mozo y barista. Su deseo, más allá de su contexto personal, surge de su empatía para con los estudiantes, muchos de ellos amigos suyos. “Espero que solucionen el problema porque es mejor para todos, sería un montón de gente sin poder estudiar porque no se pueden pagar una privada, y además me quedaría sin trabajo, pero sacándome a mi hay mucha más gente afectada.” declaró.

Supermercado

Y al lado de Conurbana se encuentra el supermercado Yoli, donde trabaja Cristian como repositor hace ya dos años. Cristian empezó y abandonó 3 carreras diferentes en la universidad, por lo que tiene “una experiencia no muy buena” con la casa de altos estudios. Pero su experiencia personal ni su inclinación política pesan más que su moral “Yo estoy a favor de este gobierno, pero siento que hay que cuidar la educación pública. Hay que tener en cuenta lo que necesitan los alumnos, tener en cuenta a la gente”

Muchos de estos comercios ya vivieron en carne propia lo que implica el cese total de actividades de la UNQ durante el 2020 y 2021. “La pandemia fue una época complicada para el supermercado, bajó la cantidad de clientes y en las ventas se notó bastante” declaró el repositor. Mauricio por su parte contó que en aquella época “nos re-inventamos para salir adelante, yo hice repartos a conocidos y contactos y el kiosko se convirtió en un depósito.” Ante la pregunta de si podría suceder algo parecido si cierra la universidad, Mauricio no supo responder, pero la respuesta de Cristian fue más que negativa “Yo creo que podría suceder una situación peor”.

Pero hay otras opiniones respecto a esto, como la de Gabriela, cuidadora de adultos mayores y vecina del barrio. “No creo que suceda una situación como la pandemia porque eso se debió a una enfermedad, y esto es completamente diferente” afirmó la mujer.

Feria Americana

Sin embargo, hay un claro patrón y correlación entre la pandemia y la situación actual del país que se enlaza con la Universidad Nacional de Quilmes y sus comercios cercanos. Un ejemplo de ello es Isabel, quien abrió una feria americana en la esquina de Lebensohn y Roque Sáenz Peña en el 2021. Su comercio surgió en pandemia como una alternativa para enfrentar las restricciones que tenían los locales, así como también una forma creativa de encarar la crisis. “Abrí la feria para los estudiantes y para mí también, para poder ayudar a mi situación económica. Con la feria ellos me ayudan a mi y yo a ellos.”

Durante los veranos su horario laboral cambia enormemente, trabajando una vez a la semana a diferencia del resto del año, cuando su local está abierto de manera ininterrumpida de 8 a 20, es decir, desde la primera hasta la última clase del día. “Sin los chicos de la universidad no voy a tener la posibilidad de seguir este emprendimiento ya que ellos son los que frecuentan este local. A mi también me va a afectar si ellos no vienen” aseguró Isabel.

Panadería

Jessica, por su parte, trabaja en la panadería de la estación de Bernal desde hace apenas 6 meses, tiempo suficiente para apreciar el impacto estudiantil en la zona. “En vacaciones no pasa nada acá, y cuando empiezan las clases en la universidad todo cambia”. Al igual que Cristian, ella estudió y abandonó una carrera en la UNQ durante la pandemia, cuando quedó desempleada y tuvo que priorizar la búsqueda de trabajo. Y como muchos otros comerciantes, ella tampoco puede estimar lo que sucederá pronto, pero sabe que no puede ser un impacto bueno.

Isabel es otra persona que, al igual que Alejandra, le preocupa las oportunidades que se cierran para su familia sin la universidad, más allá de lo económico. “Yo ya soy grande, tengo 47 años, pero tengo una hija de 20 y me gustaría que ella tenga un título, y la universidad es la oportunidad de eso. El Estado le está cerrando la puerta a los chicos. Es triste que tengan que dejar de estudiar por un problema económico cuando todos nos estamos esforzando para salir adelante” expresó la feriante.

Deshilacha

Como vecina y conocida de los demás comerciantes, Alejandra está alerta que los demás rubros no podrán evolucionar sus trabajos como puede hacerlo su alquiler. “El impacto de la pandemia en los comercios fue fuerte, y seguramente suceda algo parecido ahora. Esos negocios trabajan con personas del barrio pero el enfoque es principalmente los estudiantes, incluidos los chicos que alquilan o viven cerca de la universidad para estudiar ahí. Porque, ¿quién va a tomar un café en Barrio Parque? Nadie, ese café es solo de los estudiantes.”

El cese de actividades en la universidad no solo representa un problema grave para la formación y educación de todo un país, sino que también afecta a una comunidad entera, sus movimientos, economías y vidas. Sin la Universidad Nacional de Quilmes es cuestión de tiempo para que este desastre escalonado termine de deshilachar, uno a uno, cada puntada del entramado que compone a Bernal Este.

Docente del Taller de Producción Multimedia
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